jueves, 4 de octubre de 2007

Canonizando el canon


Adentrarse en la historia del arte (occidental) no es recorrer un territorio neutral. Supongamos que a nuestras manos llega un libro que trata sobre la historia de la pintura. ¿Qué encontramos en sus páginas? Seguramente una reseña de nombres y obras de artistas europeos o estadounidenses. La cosa no cambia mucho si consultamos alguna publicación sobre arte contemporáneo (entendido como arte actual), con suerte descubriremos algún artista latinoamericano entre una galaxia de nombres de origen anglosajón o europeo y esto porque lo políticamente correcto vende. Esta idea de considerar los valores artísticos de tradición europea como arquetipo, conocida como eurocentrismo, ha sido una constante del mundo occidental desde el renacimiento a la actualidad. Y por más que en las últimas décadas se ha intentado por diferentes motivos modificar esta visión simplificada del arte, que borra partes enteras del mapa (Sudamérica por ejemplo), la cosa no ha cambiado mucho. Lo lamentable de todo esto es encontrar esta perversa tendencia en nuestros centros educativos universitarios (supongo yo se deba a la ignorancia de nuestros educadores), donde se sigue canonizando esta lista impuesta de obras y artistas, como si no existiera, y no haya existido, por estas latitudes un arte que no se limita simplemente a imitar este modelo. Puta la madre, puta la hija, puta la manta que las cobija, decía mi abuela.

1 comentario:

ladiablo dijo...

concha peluda pija colorada, decia cortázar