lunes, 1 de diciembre de 2008

Protagonistas: Javier Abreu

Revista Freeway Abril 2007
Hay artistas que no se conforman solamente con pintar cuadros, sacar fotos o grabar videos. Necesitan poner el cuerpo, utilizarlo como dispositivo de emisión, como lugar de enunciación, exponiéndose una y otra vez.
Este es el caso de Javier Abreu (Maldonado, 1979) que de pronto se nos aparece uniformado como empleado de una cadena de comidas rápidas –El empleado del mes-, dotado de una gran simpatía para realizar diferentes performances, que van desde comer hamburguesas hechas con la propia mierda del artista a compartir su incipiente carrera electoral –El Candidato- en su rol de joven emprendedor que está dispuesto a todo para alcanzar el éxito tan anhelado.
Abreu es una suerte de gran remixer que se alimenta de las imágenes corporativas, la clase política local, el universo pop, los medios de comunicación… y el maravilloso mundo del arte uruguayo.
En el año 2005 realiza en el Subte Municipal una Nueva Retrospectiva, con tan solo 25 años, poniendo en cuestión, entre otras cosas, el significado de ser un artista consagrado y legitimado en un medio local muy conservador y un tanto envejecido.En el 2006, en el marco de la exposición 1000 metros cúbicos que tuvo lugar en el Centro MEC, Abreu mutaba en una suerte de lombada humana, colocándose a la entrada del espacio expositivo en la vereda de la calle San José, lo que obligaba a los visitantes a tomar la decisión de pisarlo o pasarlo por arriba.
El artista como atracción, fenómeno de feria, remixer –en el sentido de darle otra dirección a las imágenes, nuevas trayectorias que generan nuevos sentidos-, detrás de una amplia sonrisa que nos interpela. Cuando Javier Abreu interviene la imagen de Tabaré Vázquez intercambiando su sonrisa por la del propio artista, dispara la siguiente pregunta: ¿de qué se ríe?

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